Don Corleone dirige una organización familiar bajo un organigrama vertical, férreo y sin ninguna influencia externa basado en la lealtad máxima. Solo admite consejos de su “consegliere”. Sabe que con una única empresa en su ciudad no puede aspirar a más y por eso intenta a toda costa integrar sus negocios en otras ciudades de los Estados Unidos así como ampliar la línea de negocios formando así un holding empresarial sin precedentes. A partir del momento en que asume el liderazgo de cantidad de “empresas” se convierte en el rey de reyes, el jefe más grande que haya conocido alguna institución. Forma un consorcio de empresas que se reparte el mapa americano en función de las oportunidades que ofrece cada zona.
Haciendo gala de una majestuosa visión cultural, social y empresarial, aprovecha el crack del 29 para asumir que su negocio sería más importante siempre que estuviera dispuesto a asumir mayores riesgos. Es decir, a mayor riesgo, mayor beneficio. Es por ello por lo que se fija en terrenos no explorados hasta el momento para expandir sus negocios y así que estos le reporten un mayor beneficio. Al ver oportunidades donde nadie las veía debía estudiar la estrategia a utilizar en cada uno de los casos, considerando al máximo el entorno cultural, social, económico y político de la zona y el negocio que iba a llevar a cabo.
Todo esto, puede parecer que no tenga relación con la temática del blog, pero es solo una impresión. Esta historia ha propiciado que el papel de la mafia en la cultura en general no sea tan mezquino como antaño. Se puede ver una crítica al poder de toda la vida, cómo evoluciona una persona poderosa, porque una persona con la virtud de poder ya nace con ella, pero con el paso de los años la va forjando hasta que alcanza el súmmum, como ocurre con Don Corleone, que llega a ser el más poderoso de Estados Unidos. Se desarrolla personalmente como gerente corporativo de la familia mafiosa más grande que haya existido jamás. Comienza siendo un asaltante de casas y va pasando por diferentes etapas: benefactor de sus vecinos, capo del barrio italiano de Nueva York (tras asesinar al mafioso que los atemorizaba). Después empezó a ser respetado por todo el mundo y se situó como jefe local realizando diferentes actividades. Monta un negocio de importación de aceite de oliva construyendo alianzas con sus similares, compra políticos, jueces, empresarios y a todo aquel que le pueda reportar algún beneficio en un momento dado. Piensa que cuantas más personas tenga a sueldo, mayor será el poder que pueda desarrollar. Pagando, se asegura imagen y respeto, que ya lo tenía de por sí.
Se introduce así también en una práctica histórica, que se viene haciendo desde tiempos remotos, la compra de poder, y además, otra valiosísima como es el mecenazgo y patrocinio. Paga los estudios a jóvenes italoamericanos que son buenos estudiantes pero no pueden permitírselo. Estos el día de mañana serían jueces, fiscales, abogados y políticos y estarían en deuda con él. Es una buena política de cultura empresarial. La formación de sus futuros empleados desde sus inicios en los estudios hace que esas personas adopten la dinámica de trabajo y sean mayores conocedores de su institución. Así, una vez puestos manos a la obra, no tienen vicios adquiridos de otras entidades y rinden plenamente, puesto que conocen la filosofía empresarial y están en deuda con su mentor.